La Fitoterapia es definida por la OMS como la «ciencia que estudia la utilización de los productos de origen vegetal, con fines terapéuticos, ya sea para prevenir, atenuar, o curar un estado patológico».
Desde nuestros orígenes hemos conocido y aprovechado las propiedades curativas del reino vegetal. Ya en el siglo I uno de los primeros herbarios chinos enumera 365 remedios contra enfermedades a base de plantas. El médico griego Dioscórides menciona alrededor de 400 hierbas. En la actualidad, la lista de plantas con propiedades medicinales conocidas es muchísimo más larga: alrededor de 5800 en China, 2500 en India, 800 en África, 300 en Alemania y algunos miles más que sólo son conocidas por los curanderos tradicionales de los rincones más remotos del planeta.
Es curioso como siglos de conocimiento colectivo se subestime por el uso de la farmacología la cual es muy reciente en nuestra historia y, a pesar de ello, hay una creencia popular en Occidente de que tomar fármacos es “lo normal”, entre otras cosas, por el trabajo de décadas de grandes campañas publicitarias.
Sin embargo, la larga lista de posibles efectos secundarios que conllevan muchos fármacos ha provocado que volvamos a mirar con interés la Fitoterapia. Recordemos que muchos de los preparados sintéticos tienen su origen en la replicación de los principios activos de las plantas.
Reconociendo el valioso avance en la medicina alopática, los profesionales de la naturopatía no entendemos por qué no se unen ambos conocimientos, ojalá pronto forme parte del sistema sanitario, como en Bélgica donde los tratamientos homeopáticos, por ejemplo, son recetados en las consultas de la sanidad pública.
Por otro lado, es necesario mencionar que las plantas no son inocuas, también existen contraindicaciones y precauciones que se deben valorar antes de recomendarlas, así como posibles interacciones medicamentosas. Por ejemplo, la levadura de cerveza podría potenciar el efecto de los fármacos para la diabetes, por tanto, aunque sean remedios naturales no deben automedicarse y buscar un terapeuta cualificado para asegurar un tratamiento eficaz y evitar efectos adversos.